De la tierra a la copa: Pago de Carraovejas

Aunque se trata de una bodega relativamente nueva, Pago de Carraovejas se ha posicionado como bodega de referencia en la Denominación de Origen Ribera del Duero. Hablamos de uno de los caldos más demandados y que toda buena carta de vinos de un restaurante debe tener.

Pero antes queremos dar respuesta a una pregunta importante, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de un vino de pago? Se trata de un tipo de DO que garantiza la procedencia de las uvas y el vino de un pago, es decir un paraje o sitio rural, determinado con unas características específicas, como por ejemplo un microclima particular de esa zona y una composición del terreno específica que la diferencian y distinguen de otras zonas de su entorno.

Debemos remontarnos a la década de 1980 para ver los orígenes de este vino. En un tiempo que la Ribera del Duero aun no tenía la presencia que todos conocemos ahora, se escogieron las laderas de Carraovejas, en Peñafiel,  por ser el punto neurálgico de los vinos Ribera del Duero, para dar comienzo a esta aventura. Para el año 1991 tuvo lugar la que podemos denominar como primera cosecha de Pago de Carraovejas.

El terreno donde se ubica el viñedo se encuentra a unos 850 metros sobre el nivel del mar en una ladera del río Duero. El suelo se compone de textura caliza, arcilla roja y margas blancas, reteniendo bien el agua. Además el clima particular de este Pago, permite proteger la salud de las uvas.

Encontramos tres variedades principales como son: Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot. Gracias a estas maravillosas materias primas, así como a los métodos de cultivo y vendimia, se consiguen vinos estructurados, de fondo vibrante, boca infinita y una perfecta combinación de intensidad, delicadeza y equilibrio.

Pago de Carraovejas Magnum estuchado
5/5